martes, 21 de diciembre de 2010

¡Llegó la Navidad!

Navidad, esa nefasta y destructora tradición que destila amor y unión familiar en cada una de sus sílabas y consonantes. Pero, ¿qué es la Navidad? La respuesta los asombrará: un argento y marginal invento comercial, mirá con rima y todo te lo dije. Bueno, a muchos tal vez no les sorprenda esto porque no creo ser el único ser humano en la Tierra que deteste tal festejo innecesario y patéticamente sugestivo. Pero hay personas que todavía festejan el nacimiento del todopoderoso hippie Jebús (pelotudo de existencia y sexualidad dudosa que vivió hace más de dos mil años y del cual supuestamente extraen algo para realizar pan y vino), el amor (de qué clase de amor están hablando?, si todos terminan borrachos y contando anécdotas vergonzosas que hacen que el amor pase a ser un pedazo de caca de perro en el piso el cual todos pisan estúpidamente), unión familiar (oh sí, esas reuniones en las que te caen tus 15 primos con sus respectivos hijos todos falopeados, las tías que no debería tener nadie por al menos una eternidad, las abuelas entalcadas hasta las tetas con sus tapaditos de leopardo de la salada, y muchos otros graciosos especímenes los cuales quisieras erradicar del planeta y mandarlas a un viaje sin retorno a las lunas de Júpiter). Puras pelotudeces, señores!


Pero dejemos de lado esas idioteces infrahumanas y veamos otros ítems que le dan "vida" a este ritual tan pedorro e idiota al que llamamos NAVIDAD:


1- Partamos desde la base originaria de esta mierda atómica: la puta Navidad es un festejo de los yankees, el cual nosotros adoptamos como los monos incapacitados mentales que somos en una estación del año equivocada (como siempre, en Argentina todo al revés hacen). Osea, en Estados Unidos hoy en día están todos bajo un montículo de nieve con -30°C. ¿¡Por qué te pensas que Santa Claus -alias "Papá Noel"- es del Polo Norte?! 
Ahora bien, si vos decoras toda tu casa, el escaparate de tu negocio o los arbolitos de la calle con lucecitas de colores extravagantes, copitos de nieve hechos con telgopor de 2 mm de espesor y sobre todo eso una dotación vitalicia de algodón para que todo quede al estilo Era Glacial cuando acá estamos a 34°C a la sombra y a mí me suda caldo de sopa del escroto, entonces debo asumir que a vos te está fallando un poco la sinápsis nerviosa o la medicación que te recetó el psiquiatra no es la indicada para tu problemita.   


2- Papá Noel no existe, idiota (ojalá sus hijos no estén leyendo esto porque los mandan a la hoguera, papis y mamis). Ahora, yo me pregunto, ¡¿por qué carajos seguís sosteniendo tal patética mentira de que un obeso de 80 años con traje rojo y una bolsa gigante de regalos entra por la chimenea -sin llenarse la barba de cenizas ni joderse la cadera, dato a tener en cuenta- y deja los estúpidos regalos sin que nadie lo vea?! Regalos que además, tus hijos no le habian pedido a través de sus cartitas todas mal redactadas y llenas de garabatos y jeroglíficos infantiles. Decíle a tus hijos la verdad, forro de mierda. Decíle que sos una persona mediocre que se mata laburando 18 horas al día en un cubículo de 1x1 atendiendo llamados y escuchando quejas de gente pelotuda para después reventarse toda la guita en juguetes de mierda que ellos no necesitan y todo eso a causa de un gordo que posiblemente nunca haya existido. Cuando se den cuenta solitos, se van a sentir traicionados y así es como de grandes se convierten en violadores seriales y ladrones de banco (OK, me fui de tema).


En mi opinión personal, Santa Claus debe haber sido un obeso al cual discriminaban en el colegio por vestirse siempre de rojo y ser adicto a las hamburguesas de Mc Donald's y la Coca-Cola. Eso de que tenía una fábrica en donde hacía millones de juguetes con la ayuda de sus duendes mágicos es pura mierda! (Nenes: los juguetes los hacen los chinos esclavizados de Mattel, Hasbro y otras empresas de la verga). El gordo, al no soportar las burlas de sus compañeros de secundaria, abandonó los estudios y se fue a vivir al polo norte en donde se armó una cabaña con troncos y bolsas de residuo. No aguantó la soledad así que empezó a consumir marihuana, faso, pepa y crack que hicieron que éste ser con forma de planeta viera duendes por todas partes y renos voladores, que en realidad eran los cadáveres que tenía colgado en una chimenea para después comerselos y sobrevivir al frío polar. Un día quiso arreglar una gotera del techo con una bolsa gigante llena de botellas de Coca-Cola, se resbaló y cayó por la chimenea, muriendo así en el acto. Tomá pendejo, ahí tenés a Papá Noel.


3- Acá en la argentinidad no existe eso de la noche buena ni la cena con el pavito en un ambiente familiar digno de ser recordado y disfrutado. Nosotros tenemos una mandera medieval y cavernícola de realizar este ritual: comer a cualquier hora vitel toné con ensaladas de todas las formas y colores, pionono, asado y bajar todas esas comidas (que nada tienen que ver con nada) con vinos, cervezas y sidras baratas que saben a meo de triceratops con hepatitis B. Luego, ya pasados un poco de copas, bailamos cumbia remixada (porque eso hacen ahora los 2.0, unos pelotudos hidráulicos) hasta el amanecer olvidando encerrar a todos los pendejos en el patio/baño/freezer para dejar los regalos al grito borracho de ¡¡VIENE PAPÁ NOEL CHICAAAAAS!! Entonces los pendejos empiezan a desesperar de alegría, te rompen todo porque ellos también se pusieron en pedo y a los 5 minutos tenés que salir corriendo al hospital porque el tío borracho tratando de abrir una sidra le dio un corchazo a uno en los dientes y lo dejó viendo estrellitas de colores en el aire. Esa es nuestra Navidad al estilo Ingalls. De más está decir que en la "verdadera" Navidad, todos se van a dormir y los regalos se abren al día siguiente. Así tendría más sentido el creer que un gordo pelotudo con magia y renos impulsados por polvo de hada entra por la chimenea y deja los regalos bien organizados en ese pino barato con olor a plástico quemado.


No quiero seguir extendiendo esto porque me parece que con todo lo que dije fue más que suficiente. Un mensaje para todos ustedes, hijos de puta: ¡¿Qué les vas a decir a tus hijos superdotados cuando te digan "pero papá, nosotros no tenemos chimenea"?! Los dejo con la inquietud, y que todos pasen una muy ingrata e infeliz Navidad. That's all

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