jueves, 12 de julio de 2012

I'm such a crybaby.

Creo que ya era hora de volver a sumergirlos en un mundo de depresión absoluta tal y como lo vengo haciendo desde épocas pre-menstruales. Okay, no.
El motivo de esta entrada es que me estoy empezando a sentir inseguro con mi relación, como perseguido por fantasmas que no existen pero sé que están ahí tratando de sabotear lo que llevo construído hasta ahora. Y sí, hace bastante tiempo que estoy en una relación aparentemente sana (aunque muchas veces no la siento de esa manera) y pasaron muchas cosas que quisiera contarles pero no me dan los caracteres ni las ganas así que me voy a dedicar a resumir todo lo más que pueda. La cosa es que desde hace poco siento que mi relación está por mutar en una pesadilla de la cual nunca voy a despertar a menos que mate a alguien (?). Sé que soy yo el que maquina constantemente situaciones que posiblemente nunca vayan a suceder, pero soy así de pelotudo y desconfiado.

No voy a andar ventilando (aunque me gustaría) las cagadas que se ha mandado mi novio porque después me llama "boca de jarro" y con razón; pero digamos que luego de esos sucesos, los cuales vamos a catalogar como "principios de infidelidad", vivo perturbado y pensando hasta llegar al punto en que agoto mis recursos cerebrales y posiblemente un día caiga en un coma profundo y hasta que no me practiquen sexo oral no voy a despertar. O sea, obviamente mi novio y yo tenemos conceptos diferentes de lo que es ser infiel, y con el tiempo ésto puedo llegar a suponer un problema de tamaño colosal porque él no siente la obligación de adecuarse a mis creencias así como yo no quiero aceptar lo que él piense. Y ahí es cuando el respeto se va a la mierda y terminamos haciendo cualquier cosa. Él por diversión; y yo, por despecho o resentimiento. Y la verdad que no da llevar, no sé, 5 años de relación y seguir haciendo cualquiera porque ya estamos viviendo juntos y es hasta ahora la mejor relación que tuve en mi corta vida gay. Entonces en lugar de dejarlo y desearle en secreto la muerte, como haría de costumbre, prefiero concientizarlo para que deje de comportarse como si tuviera 12 años y se dé cuenta de que si hace algo que pueda llegar a molestarme, en un futuro lo que tenemos no podría seguir funcionando. Y me cuesta muchísimo afrontar las cosas y hablar tranquilamente ya que soy medio cavernícola hablando y si me dejara llevar por mis imulsos terminaría invocando a los siervos de Satanás para que lo arrastren al infierno y lo penetren con un cactus de 30 cm de diámetro.

Así que nada, expresadas ya mis preocupaciones en este diario virtual de la muerte, me retiro a hacer lo que mejor sé hacer: dormir y comer. That's all.